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La ropa interior femenina salió del closet hace unos 25 años, y no se resigna a permanecer oculta. Hace rato que dejó de escandalizar que el bretel de un corpiño no quiera quedarse quieto exactamente debajo del bretel del vestido, o que la bombacha se asome a saludar por encima del cinturón de un jean de tiro bajo. La “under”wear tiene licencia para ser “over”, lo cual hasta puede ser justo dado lo bonita que es a menudo y la inversión que requiere a las consumidoras.

Para muestra, un botón: el producto más caro de Mariana Arbusti es un corset de satén italiano con ballenas y forrado, que cuesta $800 al público, y también es su producto más vendido. “El 80% de las mujeres se lo lleva para usarlo en una fiesta o un evento especial”, indica la emprendedora.

Mariana Arbusti es una marca de ropa interior femenina que lleva el nombre de su creadora, una egresada de la carrera de Diseño de Indumentaria (UBA). Trabajó para varias marcas, desde alta costura hasta ropa interior; y en 2004 salió a hacer su propio estudio de mercado, a ver qué había en materia de underwear para mujeres.

“Por entonces no había mucho diseño aplicado a este segmento, y me pareció atractivo hacer prendas que mostraran desde qué lado se veía a la mujer”, dice Arbusti. En su caso, se decantó por vender “sensualidad, picardía, seducción pero sin caer en lo burdo”.

De ahí que su gama de productos se extienda más allá de las clásicas dos piezas en que consiste la ropa interior femenina e incluya antifaces, esposas y perfumes con feromonas, además de los portaligas con que las argentinas se animan a jugar desde hace tiempo.

Empezó con un tablón sobre dos caballetes en su casa. Junto con una persona que había trabajado en moldería para marcas importantes, desarrolló las primeras bases. Ella misma cortó una línea de cuatro prendas y las llevó a coser a un taller. Dejó en un mismo local las 20 unidades que tenía y, al mes, habían vendido todo. “Fue una satisfacción pero también un problema, porque yo no tenía velocidad de producción”, indica Arbusti.

Ya en 2006 vio que la modalidad de dejar la mercadería en consignación no le servía. Tomó un curso de gestión comercial que impartía el gobierno porteño; incorporó una empleada que la ayudara a darle una vuelta de tuerca al negocio; y el click llegó cuando participó en Buenos Aires Moda y en Puro Diseño. “Eso nos ayudó a vender en otras provincias a través de la página web”, afirma. Además, ella misma seguía llamando a los dueños de los locales para proponerles sus productos, pero ya no dejándolos en consignación.

“Ahora estamos en unas 25 bocas multimarca acá y tenemos representaciones para vender en Estados Unidos, Rusia y Grecia”, cuenta Arbusti. Este año abrió su propio local y showroom en Palermo. Ésa es la puntada final del concepto de la marca según el cual cada colección cuenta una historia que se plasma no sólo en los productos, sino también en el packaging y la ambientación del local. Así, para este verano la colección se llama “Eat me” y está inspirada en Alicia en el País de las Maravillas. Esto queda claro viendo los catálogos y se refuerza en el local decorado con rosas, muffins y tacitas, así como una mesa de té al estilo Sombrerero y los packs parecidos a cajas de bombones. Además, Arbusti está desarrollando los manuales de la marca para abrir franquicias.