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No se puede afirmar con seguridad quien fué la «primera modista», ya que a lo largo del tiempo, desde los inicios de la costura y confección, han sido muchas las mujeres que han practicado, evolucionado e incluso inventado técnicas, patrones, diseños y estilos que encontramos a día de hoy en este arte.
Cabe destacar, que al principio y debido al papel secundario que ha arrastrado la mujer durante siglos, fué el hombre quien abarcó el protagonismo en este campo y se le denominó sastre, mientras que la mujer era costurera. Después, gracias a la fuerza, constancia y gran talento de muchas de ellas, se las denominó modistas.
Como consecuencia de esta lucha por la igualdad, hoy en día en diccionarios y enciclopedias podemos encontar: sastre – sastra, modista – modisto. Distinguiendo que sastre/a es para la indumentaria de caballero y modista/o es para señora; con algunas diferencias con respecto a la definición del femenino y masculino de sastre/a.
Marie-Jeanne Rose Bertin fué una «marchande du modes»
Sombrerera y modista de la reina María Antonieta. Fue la primera diseñadora francesa célebre a la que se le acredita abiertamente el haber traído la moda y la alta costura a la palestra publica.

Cuando María Atonieta llega de Austria a Francia, acoge los nuevos estilos y modas como forma de mostrar su sincera dedicación a su nuevo país. La duquesa de Chartres le presenta a Rose Bertin en 1772.
En un cuarto especial en el palacio de Versalles Rose Bertin creaba nuevos y numerosos vestidos para la reina María Antonieta, ya que Bertin no podía ser admitida en el compartimiento donde esperaba la reina y sus damas, por ser plebeya.
Dos veces a la semana (después de la coronación de Maria Antonieta) Bertin presentaba sus nuevas creaciones a la joven reina y pasaba horas discutiendo sus creaciones. La reina adoraba su guardaropa y estaba apasionada con cada detalle y Bertin su sombrera se convirtió en su confidente y amiga.
En la mitad del siglo XVIII, las mujeres francesas habían comenzado a hacerse el “pouf” (crecer, alargar) sus cabellos con colchas y pomadas y usaban grandes y lujosos vestidos.

Bertin usaba y exageraba las modas más importantes para María Antonieta con peinados de alturas sobre los tres pies. La moda del Pouf alcanzó tales extremos que se convirtió en la marca del periodo, junto con decorar el cabello con ornamentos y objetos que mostraban eventos recientes.
Trabajando con Leonard, el peluquero de la reina, Bertin creaba peinados que se volvían el furoror de toda Europa, representaban en los peinados actos como infidelidades, guerras, navios, etc.
El peinado más famoso de la reina fue la inoculación” pouf que ella usaba para publicitar su éxito al persuadir al rey para vacunarse contra la viruela.
Conforme fué evolucionando la moda, casi de la mano lo hizo la arquitectura, ya que con semejantes tocados y vestuario (ocupaban casi el triple que los hombres) tuvieron que modificarse carrujes, puertas…
Llamada «Ministro de la Moda» , Bertin fue la mente tras casi todos los nuevos vestidos comisionados por la Reina. Los Vestidos y el cabellos se convirtieron en el vehículo personal de la expresión de María Antonieta, y Bertin vistió a la reina desde 1770 hasta su destronamiento en 1792. Bertin llegó a ser la figura más poderosa de la corte, y ella presencio y algunas veces efectuó profundos cambios en la sociedad francesa.

Bajo el generoso patrocinio de la reina, el nombre de Bertin se convirtió en sinónimo deelegancia y de los excesos de Versalles. La cercana relación de Bertin con la Reina la proveyò de una valiosa experiencia en cuanto al significado de la moda en el aspecto social y político en la corte francesa.

Mientras culpaban a la reina de todos los derroches y excesos, las francesas la imitaron oculto. No había una sola mujer que no tuviera el mismo vestido, la misma capa y las misma plumas que le habían visto usar a la reina. Las mujeres se agolpaban alrededor de Mademoiselle Bertin, su sombrera y modista: había una absoluta revolución en el vestidode las damas, quienes daban importancia a esa mujer. Las madres y maridos murmuraban, dando lugar a escenas de discusiones domésticas con la queja de que: esa reina será la ruina de todas las damas francesas.
Los precios de Rose Bertin era exhorbitantes, así lo documentan los records anuales de los gastos de ropa de María Antonieta en las cuentas de la modista, pues la reina nunca usaba nada dos veces; los trajes y sombreros de Bertin podían fácilmente costar 20 veces más de lo que una hábil costurera de la época ganaba al año.
Trabajó para otras personalidades de la época ( La reina María Luisa de España, Duquesa de Devonshire, etc) creando un auténtico imperio del traje desde su tienda en la calle Saint Honoré.
Bibliografía:
Academias de corte y confección en Mérida.