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El prognatismo mandibular, del griego pro, “hacia adelante» y del griego, gnathos, mandíbula, es una deformidad facial que se describe por la presencia de una discrepancia anteroposterior entre la mandíbula y el maxilar. Esto es, ambos maxilares se encuentran desalineados entre sí.

En los casos de prognatismo mandibular, la mandíbula está desarrollada por exceso en relación con el maxilar. En terminología dental, el prognatismo mandibular también se denomina clase III.

Los rasgos faciales con este tipo de problema transmiten cierta dureza y agresividad. El prognatismo mandibular se detecta:

  • Cuando el hueso de la mandíbula presenta un crecimiento anormal por exceso respecto del maxilar, lo que se conoce como problema esquelético.
  • Cuando el paciente presenta un exceso de mentón.
  • Cuando la mandíbula prominente se debe a un problema dental, esto es, cuando los dientes se encuentran desalineados entre sí.

Las tres soluciones clásicas a este problema son, respectivamente:

  • Una cirugía ortognática bimaxilar, cuando el cirujano maxilofacial necesita intervenir quirúrgicamente sobre el hueso mandibular y maxilar, o una cirugía ortognática monomaxilar, cuando el cirujano maxilofacial sólo actúa sobre una de las dos estructuras esqueléticas. Según el caso, la cirugía ortognática deberá ir acompañada de un tratamiento de ortodoncia.
  • Una mentoplastia o cirugía del mentón de reducción.
  • Un tratamiento de ortodoncia.

La solución del prognatismo mandibular o clase III resuelve problemas funcionales como la eliminación de las molestias al masticar o del dolor en la articulación temporomandibular o ATM. Además, tras la intervención también se consigue una gran mejoría estética: los rasgos faciales se vuelven más suaves, finos y armónicos entre sí.