Seleccionar página

A finales de los años sesenta, nadie podía imaginar que ese aparato futurístico que utilizaba el capitán James T. Kirk en la afamada serie televisiva Star Trek, para comunicarse con sus compañeros del imponente Enterprise, pasaría de la ciencia ficción a una cotidiana realidad en nuestros días.

El teléfono móvil o celular, que  ya surcaba el espacio de la imaginación del ser humano hace más de cuatro décadas, se hizo presente y evolucionó casi sin darnos cuenta. De cierta manera, se inicia en los años 40s del siglo XX con el establecimiento de comunicaciones radiales analógicas, de donde pasa a la fantasía que se recrea en la mente del ser humano, hasta que la idea se concretó en la maravilla de una nueva era.

Desde aquel curioso “ladrillo”, como de manera jocosa llamaban al Motorola DynaTAC, el primer teléfono móvil que data de 1983, con peso de 800 gramos y exagerado tamaño que casi cubría la mitad del rostro del usuario, hasta llegar a equipos tan diminutos como el curioso M500 Watchfone australiano; desde los más básicos diseños hasta los innovadores smartphones, la telefonía celular muestra su transformación y desarrollo tecnológico.

Hoy, en esta interconectada aldea global en la que se ha convertido el mundo, es muy difícil imaginar a una persona sin un celular en la mano, en el bolsillo. A través de sus redes de celdas y antenas repetidoras, la voz del ser humano viaja con rapidez, sin límites ni fronteras, cada vez con mayor sofisticación, al punto que resulta más fácil preguntarse qué no podemos hacer con nuestro móvil, que cuantificar todo aquello que alcanzamos hacer con un teléfono de última generación.

Sin duda alguna, el teléfono celular ha simplificado y organizado nuestra manera de vivir. En un pequeño artefacto reunimos muchos otros, como por ejemplo, un simple despertador para llegar más temprano al trabajo, a la Universidad; agenda electrónica, o el reloj que consultamos para saber la hora del día. Y esto no es todo, hay mucho más dentro del mágico artefacto.

Nuestro móvil también tiene, entre otras cosas, cámara digital con capacidad para tomar fotos y grabar videos; conexión a Internet que nos permite -además de chequear nuestros emails y entrar en redes sociales- navegar por la red, hacer video llamadas, contar con un GPS, localizador, ver televisión o escuchar la radio. Por si fuera poco, tenemos múltiples aplicaciones y juegos que hacen más entretenidos nuestros días, especialmente cuando tenemos que esperar un largo rato y no tenemos nada mejor qué hacer.

En cierta forma, el móvil nos ha extraído de nuestro entorno natural. Somos nosotros y nuestro teléfono.

Cada día nos volvemos más subordinados a este útil dispositivo. El timbre que indica la llegada de una llamada o un mensaje de texto, es el leitmotiv que nos moviliza y condiciona a una acción. Y así, como los vaqueros del lejano oeste, estamos listos para «desenfundar» el celular.

En un espacio medianamente cerrado usted nota a la distancia ese ya característico concierto de sonidos. Respondemos con la premura del caso a nuestro personalizado ringtone como si nos llamaran por el propio nombre. Los tonos de los teléfonos móviles o celulares son el eco más cotidiano de nuestro mundo.

Sin duda alguna, la telefonía celular es la máxima comunicación personal de este tiempo, la que motoriza la economía e incluso la que nos brinda mayor seguridad a nosotros y nuestros hijos, porque hoy los padres también dotan a niños y adolescentes de avanzados móviles para su protección.

Cada día más personas prefieren tener celulares en lugar de un teléfono fijo en sus respectivos hogares, por lo cual la telefonía móvil está desplazando a la convencional en muchos lugares. Esta popularidad ha traído como consecuencia el abaratamiento de su costo. Contar con el más moderno aparato no es cuestión de estatus, los precios de los celulares se han vuelto cada vez más asequibles.

Las múltiples compañías que ofrecen telefonía celular cuentan con enorme gama de planes y servicios, además de mostrar a los clientes los modelos más adelantados del mercado. Desde tarjetas pre-pagadas para llamar, enviar mensajes de texto y navegar por Internet, pasando por planes con determinada cantidad de minutos de llamadas y mensajes de texto, a otros sin límite de uso. En fin, los hay para todos los gustos y todos los bolsillos. Sólo hay que sentarse, mirar, comparar, seleccionar y luego atender el teléfono al escuchar el tono.