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1. Blindar tus relaciones con proveedores y clientes
¿Cuántas veces has cerrado un acuerdo por teléfono o intercambiado emails? ¿Cuántas cláusulas hubieras eliminado de un contrato pero por desconocimiento ni lo has comentado? Un contrato no solo evita muchos malentendidos que suelen ocurrir sino que anticipa cómo actuaremos en caso de desacuerdo. Un abogado nos recomendará cláusulas que prevean estas situaciones y que nos protejan. Además, podrá aconsejarnos incluir una cláusula que indique que, en caso de conflicto, acudiremos a una antes que a juicio, ya que es una vía de resolución más económica y rápida.

2. Frenar la morosidad
La incidencia de este problema en pymes es elevada –el 71% según datos de CEPYME, Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa–; pero lo que muchos empresarios ignoran es que se puede reducir el impacto de la morosidad prestando atención a los detalles administrativos y legales del día a día: entregar presupuesto, solicitar su aceptación, documentar la entrega del producto con un albarán, especificar los entregables de un proyecto en un contrato de servicios… para todo esto, y para saber si tus facturas reúnen los requisitos legales necesarios, o para aclarar responsabilidades en los plazos de entrega o en la calidad, nada mejor que levantar el teléfono y poder consultarlo con un abogado de forma rápida y ágil. Te indicarán las medidas preventivas adecuadas a adoptar para evitar el impago y, si sucede, contarás con las mejores armas de negociación para que la reclamación sea rápida y te permita recuperar la cantidad que te corresponde.

3. Evitar problemas con el uso de datos de tus clientes
¿Sabes que una acción tan habitual como el envío de un email a un cliente con nuevas ofertas te puede suponer una multa si no cuentas con su consentimiento? Y no es para obviarlo porque las sanciones de la Agencia Española de Protección de Datos por el incumplimiento de la ley van de los 900 a los 600.000 euros. ¿La solución? Tener a alguien experto a quien poder preguntar cualquier duda que surja, en el día a día, con el manejo de los datos personales de clientes y trabajadores.

4. Cuando piensas contratar a un trabajador
La última reforma laboral ha roto la rigidez del mercado, permitiendo al empresario muchas variedades de contratación laboral, movilidad funcional de los trabajadores, posibilidad de modificar la jornada de trabajo, el horario, el salario, flexibilización en los despidos, etc. Es conveniente tener un buen asesoramiento profesional que te ayude a vigilar los costes de estructura y a aprovechar la flexibilidad de la nueva ley, asesorándote sobre qué contratos te benefician más, qué derechos y deberes tiene frente a sus trabajadores,… Estar al día en temas laborales puede animarnos a contratar sin miedos.

5. Competir en un entorno online
El imparable auge de las nuevas tecnologías ha obligado a las empresas a ponerse las pilas a la hora de tratar cuestiones como el comercio electrónico, la protección de datos personales, la firma electrónica, los sorteos y promociones o cumplir con la política de cookies,… aunque no siempre se tengan claros los aspectos legales que conllevan.

En Internet no todo vale y se debe tener en cuenta que una infracción cometida en el entorno online puede obtener magnitudes mucho mayores por el simple hecho de su inmediatez y cantidad de afectados que pueden llegar a verse implicados. Es necesario contar con el respaldo de abogados especialistas en nuevas tecnologías y seguridad online para asegurarnos que nuestra web cumple con toda la normativa.

6. Cuando las comidas familiares parecen reuniones de empresa
Si dirigir una compañía ya es tarea complicada, conciliar además los intereses de la familia en su seno, lo es mucho más. Según datos del Instituto de la Empresa Familiar, un 85% de las empresas españolas son familiares por lo que la conciliación entre intereses familiares y empresariales es el pan de cada día. El relevo generacional, los conflictos de intereses, la implicación emocional en el ámbito empresarial, la informalidad o demasiados familiares participando en la gestión… son problemas que dificultan la gestión del negocio, impactan en los resultados e incluso la continuidad de la empresa. No siempre es fácil para la familia encarar sola la resolución de estas cuestiones, a menudo la mejor opción es reunir las partes y a través de la intervención de un mediador con criterio independiente y libre de vinculación afectiva, intentar encontrar entre todos la mejor solución para la empresa y para preservar las relaciones interpersonales.

7. Proteger el patrimonio personal
La Ley de Sociedades de Capital puede llevar al administrador o miembros del consejo de administración de una Sociedad Anónima o de Responsabilidad Limitada a responder con su patrimonio personal por la mala gestión de su sociedad o incluso a la inhabilitación para volver a ser administrador. Algunos desconocen el alcance de esta norma que regula con mayor detalle los deberes de gestión y lealtad de los administradores y determina por ejemplo que cualquier infracción del deber de lealtad no sólo fijará la obligación de indemnizar el daño causado al patrimonio social, sino que también se deberá devolver a la sociedad el enriquecimiento injusto obtenido. Si cuenta con un abogado entre su equipo, serán más conscientes del riesgo al que se exponen los administradores y les ayudaran a valorar los principales cambios que se el legislador han realizado en esta ley para mejorar el buen gobierno en el conjunto de las sociedades de capital.

8. Si eres un franquiciado
El modelo de expansión de negocio mediante franquicias ha crecido en los últimos 5 años, según la Asociación Española de Franquiciadores en un 24,2%. Para todos aquellos que han abierto una franquicia, es importante, no solo entender el contrato que les vincula al franquiciador sino también saber cuáles son sus derechos y obligaciones frente a este. Las discrepancias que surgen entre franquiciados y franquiciadores suelen estar motivadas por múltiples causas pero sobretodo por obligaciones establecidas en el contrato como por ejemplo la falta de publicidad de la red o de asistencia técnica o comercial, la infracción de la zona de exclusividad del franquiciado, etc. Con relativa frecuencia se producen situaciones de conflictividad entre la franquicia y el franquiciado y en cualquier caso, conviene estar preparado y bien asesorado por un abogado especializado que tenga claros desde el principio los derechos y obligaciones de cada una de las partes.

9. Para sobrevivir mejor en tu entorno
La ubicación de tu empresa es clave: una gran inversión y una decisión estratégica, por eso es importante mantener una buena relación con los vecinos, con la comunidad de propietarios, con tu arrendador, etc. Saber cuáles son tus derechos y obligaciones es fundamental. Por ejemplo, si eres propietario es vital que conozcas los estatutos de la comunidad para confirmar si estás autorizado a desarrollar tu actividad comercial en ese local, no sea que te encuentres después de realizar las obras con sorpresas desagradables. Contar con el consejo de un abogado que valore los conflictos que puedan surgir, te ayudará a gestionar mejor las situaciones y a mantener buenas relaciones con todos ellos y, sobretodo, a evitar gastos que no te corresponden.

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