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El corazón tiene una serie de células denominadas “células marcapasos” cuya función es provocar estímulos eléctricos de forma regular para regular la frecuencia cardiaca de los hombres. No obstante, la existencia de anomalías o lesiones en el corazón puede impedir que estos impulsos eléctricos lleguen a los ventrículos o la recepción de los estímulos se interrumpa temporalmente.

En la mayoría de estos casos el corazón no llega a detenerse, ya que se activa un “marcapasos sustitutivo” que permite que el corazón sigue latiendo aunque a un ritmo reducido. Esta frecuencia reducida no es suficiente para abastecer de oxígeno a todo el organismo. El cerebro es uno de los órganos que reacciona en primer lugar a la falta de oxigenación, produciéndose disnea, debilidad física e incluso desmayos.

La situación de los pacientes con este trastorno cardiaco mejoró ostensiblemente con la aparición de los primeros marcapasos artificiales. Estos marcapasos son pequeños dispositivos que estimulan eléctricamente al corazón imprimiéndole un ritmo regular y adecuado.

¿Cómo funciona un marcapasos?

El marcapasos artificial se compone de dos partes: un generador de impulsos eléctricos y un electrodo que transmite estos impulsos al corazón provocando las contracciones. Los avances tecnológicos han permitido con el paso de los años reducir el tamaño de estos dispositivos y aumentar la duración de las baterías que los hace funcionar, mejorando notablemente la calidad de vida de sus portadores.

Existen en la actualidad diversos tipos de marcapasos artificiales en función de las necesidades del paciente. Si la interrupción de la estimulación natural del corazón ocurre de forma intermitente, se utilizan los denominados marcapasos a demanda, que únicamente se activan cuando la frecuencia cardiaca desciende por debajo de un cierto nivel.

También existen marcapasos programables en los que se puede determinar el ritmo cardiaco que el organismo del enfermo demanda o incluso modificarse por un especialista posteriormente a la implantación si las características del paciente así lo aconsejan. Por último, los marcapasos de ritmo adaptativo permiten adecuar la frecuencia de los estímulos en función del esfuerzo físico que el portador realiza en cada momento.

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