Las tiendas de autoservicio y departamentales tal y como las conocemos hoy en día nos parecen un elemento parte de la realidad urbana, incluso podría decirse que su presencia y características han dejado de sorprendernos.
Hemos dejado de ser conscientes de todas las actividades que realizamos en ellas y olvidado cómo hace algunos años había que realizar visitas a distintos establecimientos para poder tener, por ejemplo, todos los artículos que requeríamos para tener cubierta por completo la lista del “super”. El recorrido empezaba con la pollería o carnicería, después a la frutería y verdulería, a la tortillería, y finalmente a la tienda de abarrotes para comprar algunos artículos como platos y vasos, etc. Y que decir cuando además teníamos que hacer unas paradas adicionales para ir a la farmacia a comprar algunas medicinas y a la tintorería a dejar la ropa. Frente a esta situación, en la actualidad, una visita a una tienda de autoservicio implica hacer todo esto y más en un mismo lugar, es decir, no solamente podemos comprar el súper, sino también una multiplicidad de artículos e incluso contratar algunos servicios (como la tintorería, la reparación de zapatos o ropa e incluso no sólo sacar dinero del cajero sino también hacer operaciones bancarias en las sucursales establecidas en ellos).
Las tiendas departamentales presentan una situación similar. En un establecimiento de este tipo podemos adquirir una gran variedad de artículos personales y para el hogar, y en los últimos años también acceder a servicios como agencias de viajes, compra y consumo de alimentos gourmet, entre otros. Además, éstas generalmente se encuentran en centros comerciales lo que multiplica aún más las posibilidades para encontrar en un mismo lugar todo lo que requerimos. Una visita puede implicar no sólo comprar un vestido, sino también zapatos, una lavadora, y contratar un paquete turístico para las próximas vacaciones.
Sin embargo, esta historia no siempre fue así. Las tiendas de autoservicio y departamentales han pasado por un proceso de transformación tanto en nuestro país como en el resto del mundo, derivado de nuevas condiciones económicas, políticas y sociales. Además de la adaptación a estos factores, estos establecimientos con el objetivo de satisfacer las demandas de los consumidores y maximizar sus beneficios han implementado nuevas herramientas mercadológicas, ofertas y promociones que permiten mantener precios atractivos, así como la integración de servicios, lo que permite a los usuarios hacer un uso más eficiente del tiempo.
Los consumidores ante esta realidad gozan de una variedad y surtido vastísimo de bienes y servicios entre los cuales escoger. Por un lado, esta situación es benéfica, ya que amplía las posibilidades de elección en torno a un amplio universo de bienes y servicios, lo que le permite escoger el que más se adecúa a sus necesidades no sólo en términos de calidad sino también de presupuesto. Sin embargo, por otro lado, demanda de parte del consumidor una necesidad de información constante y actualizada para tomar buenas decisiones de compra, ya que de lo contrario ante la variedad puede sentirse confundido y no necesariamente escoger lo que más le conviene.
Debido a la variedad de tiendas departamentales y de autoservicio en nuestro país y a la importancia que tienen no sólo para el consumidor sino también para la realidad económica de nuestro país, en esta Brújula de Compra te presentamos una radiografía de este sector económico que incluye una descripción en cuanto a sus antecedentes en nuestro país, su proceso de transformación y situación actual, así como algunos datos estadísticos que ayudan a dimensionar su tamaño tanto en términos económicos como sociales. En una segunda entrega, te mostraremos los resultados de la encuesta realizada por la Dirección General de Estudios sobre Consumo de la Procuraduría Federal del Consumidor, para conocer la percepción del consumidor del sector de tiendas departamentales y de autoservicio en el Distrito Federal y el área metropolitana.
Es importante mencionar que a lo largo de ambas entregas, al hablar de tiendas de autoservicio nos estaremos refiriendo a todas aquellas donde es posible encontrar productos perecederos tales como frutas, verduras, congelados, además de otras líneas de productos. Es decir, estaremos identificando a una tienda de autoservicio con aquello que comúnmente todos conocemos como supermercados. Por su parte, las tiendas departamentales, son aquellas donde los productos perecederos mencionados no se encuentran a la venta. Por su parte, las tiendas especializadas son aquellas cuya línea de producto es específica, por ejemplo, ropa, calzado, medicamentos, artículos deportivos, entre otros.
ANTECEDENTES
Las tiendas de autoservicio
La primera tienda de autoservicio abrió en agosto de 1930 en Jamaica, estado de Nueva York, Estados Unidos. Desde su creación, los supermercados fueron creados a partir de un principio diferente al de los comercios minoristas, según el cual se establece el autoservicio de parte de los clientes, los departamentos están separados para líneas completas de alimentos y productos no-alimenticios, se manejan grandes volúmenes de artículos y, en ocasiones, precios rebajados para productos específicos.
El surgimiento de éstos fue posible gracias a algunos avances tecnológicos, tales como la aparición del automóvil y del refrigerador, que hicieron atractiva y rentable su creación. Por un lado, el automóvil hizo posible que los consumidores se desplazaran mayores distancias para acceder a los supermercados y compraran una mayor cantidad de artículos que podían ser transportados gracias a éste. Antes, los individuos se desplazaban unas cuantas calles para visitar las tiendas cercanas a sus domicilios y comprar los artículos que requerían, acción que se repetía frecuentemente a lo largo de los días, puesto que sin un auto para transportar los productos era complejo comprar mucho. Por otro lado, el refrigerador, hizo posible almacenar los productos sin que se descompusieran, por lo que comprar una mayor cantidad de bienes inclusive perecederos era rentable y evitaba tener que visitar las tiendas de conveniencia o especializadas continuamente.
Para el caso específico de México, el primer supermercado abrió sus puertas al público en 1958. La entrada en escena de los supermercados, al igual que lo que ocurrió en otros países, significó una profunda transformación en la venta de este tipo de artículos, los cuales en nuestro país se comercializaban a través de mercados públicos, tianguis (o mercados sobre ruedas), tiendas de conveniencia y tiendas especializadas. En ese momento, empezaron a establecerse en el país unas cuantas cadenas comerciales cuya presencia era notoria sobre todo en las grandes ciudades y en particular en los barrios de clase media y alta, por lo que durante esos primeros años, se podía decir que satisfacían únicamente las necesidades de la población que habitaba en las áreas mencionadas.
Fue hasta finales de los ochenta y la década de los noventa cuando se dieron las condiciones tanto económicas, como políticas y sociales, para que los supermercados se expandieran con dinamismo y se consolidaran tal y como los conocemos hoy en día. En el caso mexicano y en muchos de los países en desarrollo latinoamericanos, fue en ese momento cuando se llevaron a cabo procesos de liberalización económica que permitieron la entrada tanto de capitales como de inversión extranjera, lo que fomentó la entrada de cadenas comerciales norteamericanas sobre todo pero también europeas, que poco a poco se fueron estableciendo en los países primero mediante la alianza con cadenas comerciales locales y después, a través de la compra de éstas. Junto con este cambio, jugó también un papel importante el proceso de urbanización y construcción de infraestructura y carreteras que conectaron a las ciudades pequeñas y a las capitales lo que redujo los costos y amplió las posibilidades para que dichas cadenas comerciales se establecieran en las primeras; la feminización del mercado laboral lo que incrementó los ingresos de las familias lo que les permitió acceder a bienes durables (como el automóvil y el refrigerador) y en consecuencia hizo atractivo recurrir a las cadenas comerciales para comprar los artículos de uso cotidiano, y también hizo que las mujeres tuvieran menos tiempo libre para dedicarlo a la compra de artículos y alimentos, y requirieran de espacios donde adquirir todo de una sola vez. Estos cambios promovieron la descentralización de los supermercados, por un lado, se hicieron presentes en ciudades ya no sólo medianas y grandes, sino también pequeñas; y por otro lado, dejaron estar enfocados solamente en las zonas y necesidades de la población de clase media y alta, para establecerse en áreas menos privilegiadas desde el punto de vista económico.
Con el paso de los años, se produjo una nueva transformación caracterizada por la concentración desde el punto de vista de la marca y del origen de los capitales, de los supermercados. En el caso mexicano, éstos concentran el 45% de la venta de perecederos, de ellos tan sólo cinco cadenas comerciales controlan el 80% del mercado. Todas ellas pueden ser consideradas transnacionales, puesto que el capital extranjero que hay en ellas representa entre el 75% y el 90%.
Para operar adecuadamente, los supermercados necesitan garantizar durante todo el año el abasto de artículos en grandes volúmenes con ciertos estándares de calidad homogéneos a lo largo del tiempo. Para ello requieren en primer lugar, de infraestructura apropiada de carreteras y transporte refrigerado que garantice que los productos lleguen en óptimas condiciones a los consumidores. En segundo lugar, requieren contar con un conjunto de proveedores que surtan productos que cumplan con estándares de calidad para ser distribuidos a través de las diversas tiendas. Como consecuencia de este ultimo elemento, el crecimiento de las tiendas de autoservicio ha generado una transformación de las cadenas productivas, ya que los productores tienen que garantizar que sus productos cumplen con los criterios establecidos por dichas cadenas comerciales.
Por otro lado, los proveedores deben tener la suficiente capacidad para contar con la cantidad de artículos requeridos por las cadenas comerciales que demandan entregas puntuales. Esta situación ha significado la necesidad de crecimiento de los productores medianos y grandes que a través de créditos y asociaciones, han incrementado su capacidad productiva y se han consolidado, sin embargo, también ha impactado negativamente a los pequeños que ante la incapacidad para satisfacer dichas demandas han dejado de ser competitivos, e incluso han llegado a desaparecer.
LAS TIENDAS DEPARTAMENTALES
Surgieron en 1852 en Francia con la creación de la La Maison du Bon Marché en París. La diferencia radical de este establecimiento con los que existían hasta ese momento era que los productos estaban colocados en estantes y los clientes podían entrar y salir libremente para observarlos, los precios estaban debidamente señalados por lo que la gente podía saber de forma inmediata cuánto tendría que pagar en caso de querer adquirirlo, y además se instauró una política de cambios y devoluciones sin penalización. Antes del surgimiento de esta tienda, había un mostrador y los clientes tenían que solicitar el producto que estaban interesados en adquirir a los empleados que debían ir al almacén a buscarlo.
Posteriormente, en 1900, la Hudson’s Bay Company en Canadá estableció el concepto de tiendas por departamentos o secciones. En un inicio, cada espacio era arrendado a un proveedor quien podía así vender sus productos, sin embargo, poco a poco, los proveedores más grandes compraron a los pequeños hasta que las tiendas departamentales quedaron configuradas tal y como las conocemos hoy en día.
En México, este concepto nació en 1857 con el establecimiento de Fábricas de Francia y posteriormente con el surgimiento de El Palacio de Hierro en 1885. El crecimiento de este tipo de tiendas en nuestro país fue paulatino, poco a poco fueron surgiendo algunas otras de tal manera que para finales del siglo XX, el mercado estaría configurado no solamente por tiendas nacionales sino también por algunas otras internacionales.
Además, en 1969 se creo un nuevo formato comercial: los centros comerciales, donde estarían presentes una o unas cuantas tiendas departamentales, de autoservicio (en el 75% de ellos) y/o cines (en el 53% de ellos), todos ellos conocidos como “tiendas ancla”, compartiendo el espacio con tiendas mas pequeñas que ofrecen una gran diversidad de productos. Los centros comerciales son desarrollados, en ocasiones por las tiendas departamentales y de autoservicio, bajo la filosofía de “One Stop Shopping”, es decir, encontrar en un mismo lugar una diversidad de productos con el objetivo de hacer un uso más eficiente del tiempo.
Al igual que en el caso de las tiendas de autoservicio, algunos factores han determinado en los últimos años el crecimiento de las tiendas departamentales y centros comerciales a lo largo de nuestro país. Entre ellos se encuentran la urbanización que ha favorecido el surgimiento de ciudades de mediano y gran tamaño con suficiente población para hacer atractivo el establecimiento de un centro comercial donde estarán presentes una o más tiendas departamentales y/o de autoservicio; mayores fuentes de capital que promueven tanto el surgimiento como el crecimiento de tiendas de este tipo; incremento del ingreso familiar derivado no sólo de la estabilidad económica de los años recientes en el país sino también de la incorporación de la mujer al mercado laboral, lo que permite a las familias acceder al tipo de productos ofrecidos en estos establecimientos.
LAS TIENDAS DE AUTOSERVICIO Y DEPARTAMENTALES EN LA ACTUALIDAD
Hoy en día es común encontrarnos al andar por la calle una tienda de autoservicio, una departamental o un centro comercial, y acceder a cualquiera de ellas para comprar algún artículo.
Debido a las diferencias que hay entre las distintas tiendas de autoservicio, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) , las clasifica según el tamaño del inmueble donde se ubican, las líneas de mercancías que venden y los servicios adicionales que ofrecen al consumidor. Considerando estos elementos, se clasifican en:
a) Megamercados. Tienen una superficie superior a los 10 mil m2 y venden todas las líneas de mercancías, a saber: abarrotes comestibles y no comestibles, productos perecederos, ropa, calzado, muebles, regalos, vinos y licores, mercería, joyería, ferretería, productos para el cuidado y aseo personal, juguetería, deportes y equipaje, lavadoras y demás productos para el hogar, papelería, equipos de cómputo, artículos para mascotas y accesorios para autos.
Además, ofrecen entre otros servicios adicionales (cuya existencia varía de acuerdo con las políticas internas de cada cadena comercial) como farmacia, revelado fotográfico, óptica, reparación de calzado, peluquería o estética, restaurante, taller mecánico, agencias de viajes, de seguros y servicios bancarios.
b) Hipermercados. Tienen una superficie entre 4,500 y 10 mil m2; manejan casi todas las líneas de mercancías antes mencionadas y también proporciona algunos servicios.
c) Supermercados. Pueden tener desde 500 hasta 4,500 m2. Los productos que manejan son principalmente abarrotes y perecederos. Por lo general, sólo ofrecen el servicio de farmacia, fotografía, revelado fotográfico y algún otro.
d) Clubes de membresía. Tienen una superficie mayor a 4,500 m2 y expenden abarrotes, perecederos, ropa y mercancías generales (muebles, regalos, productos de aseo personal, electrodomésticos, entre otros); nacionales o importados, que en algunos casos están constantemente a disposición del cliente pero en otros, serán vendidos por temporada o en una única ocasión. Las tiendas presentan austeras condiciones físicas y poca decoración, manejan productos en paquetes pues su venta está enfocada al mayoreo y medio mayoreo. Pero lo más importante es que sólo pueden comprar quienes pagan una membresía, que se otorga a través de una credencial no transferible y que debe mostrarse cada vez que se desee adquirir algún producto en el establecimiento. Ofrecen servicios adicionales como farmacia, cajero automático, fuente de sodas, entre otros.
e) Bodegas. Generalmente su tamaño es de 2,500 m2 pero puede ser mayor. Manejan la mayor parte de las líneas de mercancías pero con un surtido y variedad mucho menores. Sus precios son más baratos debido a las austeras condiciones físicas y a la poca decoración del inmueble; además, en algunas bodegas la compra de medio mayoreo implica mayor descuento. No ofrecen ningún tipo de servicio adicional que implique atención directa.
f) Tiendas de conveniencia. La superficie es menor a 500 m2; comercializan principalmente alimentos y bebidas cuya variedad y surtido son limitados. Funcionan las 24 horas y su éxito se basa justamente en que su horario permite hacer compras en el momento en el que se requiere y la rapidez de compra.
g) Mini súper: Se ubican en superficies menores de 250 metros cuadrados y venden una amplia variedad de productos: refrescos, botanas, cigarros, lácteos, cerveza, abarrotes, congelados, productos de limpieza, vinos y licores, entre otros. Por su parte, las tiendas mejor conocidas en México como “abarrotes”, están esparcidas por todo el territorio nacional, principalmente en zonas urbanas y rurales.
Asimismo, otro elemento que distingue a un tipo de tienda de otro es el medio de pago que pueden utilizar los clientes en cada de una de ellas. Es decir, si es posible pagar únicamente con efectivo o si se puede hacer uso de tarjetas de crédito, débito o incluso tarjetas de puntos o monederos electrónicos que son expedidos por la propia tienda para fomentar la lealtad de sus clientes.
Por su parte, las tiendas departamentales son aquellas en donde se pueden encontrar diversas secciones dedicadas ya sea a artículos personales tales como ropa, zapatos, accesorios; otras donde se pueden encontrar artículos para el hogar tales como muebles de diversos tipos, blancos, ferretería, entre otros; espacios de entretenimiento tales como electrónicos, juguetería; y en los últimos años también algunos dedicados a la venta de alimentos sobre todo gourmet. Algunos ejemplos de estas tiendas son El Palacio de Hierro, Liverpool, Coppel, Sears, Famsa, Suburbia, Sanborns, Fábricas de Francia, entre otros.