Ésta es la definición de apropiar que habita las páginas del diccionario. En términos artísticos y con origen en la fotografía, la apropiación es una directa multiplicación, copia o incorporación de una imagen por otro artista, quien re-representa dentro de un contexto diferente, alterando completamente su significado y cuestionando los conceptos de originalidad y autenticidad.
Si bien es cierto que la teoría apropiacionista se gesta sólidamente entre los años ochenta y noventa, se sabe que el acto de apropiar no es novedad en la historia; desde la Antigüedad clásica se concibe al arte como mímesis de la naturaleza. Otros verbos como imitar, copiar, referir, citar…, aunque no son sinónimos, son acciones que por momentos han sido la propia definición y característica del arte. No obstante, la historiografía dicta paradójicamente, que también lo han sido la innovación y la originalidad. En la actualidad, es innegable que el apropiacionismo, hijo legítimo –o ilegítimo– de la copia, es una estrategia constante en la producción contemporánea y se ha constituido como un discurso per se.
Con base en estas tesis previas aplicadas a la definición de la creación artística, podría decirse que aquellas obras que se apropian o citan a otras, no se deben a la carencia de imaginación, como Donald Kuspit reflexiona al señalar que en el propio acto de apropiación prevalece un signo de impotencia creativa. Esta idea es firme y cuestiona seriamente el desarrollo y la potencialidad creativa del quehacer contemporáneo en donde pareciera que todo ya ha sido creado hablando estilísticamente. Sin embargo, estamos también en un período que se caracteriza –al igual que en otras temporalidades– por un arte que se ve a sí mismo a través de su propia historia, propiciando un diálogo entre ideas y artistas de diferentes generaciones, en un intento por descifrar imágenes y conceptos originados dentro de contextos socio-políticos y artísticos distintos.
La vigencia de la estrategia de apropiación apunta a la importancia dentro del ámbito artístico de la mirada constante que visita el pasado. Las ideas surgen en parte, del mirar hacia atrás para hacer una crítica, revalorizar determinadas aportaciones estéticas o para evidenciar la influencia del contexto en cada propuesta emergente. De esta manera, para Anna María Guasch la práctica apropiacionista busca las fuentes en los territorios creativos del pasado, y desde una mirada reflexiva comienza a llevar a cabo un proceso centrado en la crítica de la representación y en la concepción de imágenes a partir de otras.
Esto puede demostrarse a través de la obra de dos artistas que se han apropiado de la serie Titled (Art as Idea as Idea) realizada a partir de 1966 por el artista estadounidense Joseph Kosuth: el mexicano Stefan Brüggemann en su serie Untitled (Joke and Definition Paintings) de 2011; y el español Marti Cormand en Formalizing their concept, serie creada desde 2013.
Brüggemann y Cormand descontextualizan la obra conceptual de Kosuth, la cual se proclamaba como una práctica relacionada al proceso filosófico y mental, y cuya presentación buscaba erradicar la estética del arte retomando la noción duchampiana al priorizar la idea. Bajo esta premisa Kosuth trabajó sus primeras “proposiciones de arte”,cuya característica primordial fue la inclusión del lenguaje escrito como medio para concretar la idea artística, provocando que la visualidad se desintegrara en el discurso verbal. De esta manera, basándose en definiciones podría solucionar el dilema sobre la forma sin forma: el “arte como idea”.