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La belleza de los bordados tradicionales en los hipiles de las mujeres mestizas ha cobrado fama internacional a través de cientos de fotografías y reproducciones. Su imagen es símbolo de Yucatán, y por supuesto, de Mérida.

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El bordado yucateco data de la época prehispánica, pues incluso en el cenote de Chichén Itzá se han encontrado vestigios de prendas con el bordado maya chuy cab («punto de satín»). Otros bordados que se siguen haciendo hoy día son el punto de cruz o xocbil chuy introducido por los españoles y el xmanikté o deshilado.

Entre las puntadas que se realizan a máquina, las más populares son el bordado relleno, el sombreado, el bordado renacimiento, el rejillado y el calado. La tradición del bordado se transmite, por lo general, en el seno familiar. Las flores multicolores son el motivo principal de esta labor artesanal practicada por las mujeres desde antes de la Colonia.

El terno, traje tradicional de gala de las mujeres yucatecas, se borda a mano y se luce en bodas y fiestas de XV años. La elaboración de un terno puede llevar hasta tres meses, y debe hacerse con tela e hilos de seda.

Renglón aparte merecen las guayaberas, prendas masculinas que son un desarrollo de las camisas de manta de una sola pieza, usadas tradicionalmente por los guajiros o campesinos cubanos y por los campesinos mayas. Con el paso del tiempo la guayabera se fue haciendo una prenda más elaborada y elegante, con alforzas, bolsas, botones y, en ocasiones bordados de grecas.

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