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Las alergias a los alimentos son las primeras que pueden aparecer en el bebé cuando se le introduce la alimentación complementaria, a partir de los seis meses de vida.

Entre las alergias alimentarias, la leche de vaca es la primera causa de alergia en los niños. Concretamente, está producida por una alergia a las proteínas de la leche de vaca, que es diferente al cuadro de intolerancia a la leche. A la de la leche de vaca y sus derivados le siguen, por orden, la alergia al huevo y al pescado.

También pueden provocar alergias los cacahuetes, la mantequilla de cacahuetes, la soja y el trigo, y menos frecuentemente, el chocolate, las fresas, el tomate o los mariscos. Es por eso que se recomienda retrasar la introducción de estos alimentos pasado el primero año de vida, e incluso más en el caso de los frutos secos, también por el riesgo de atragantamiento.

A la hora de introducir los nuevos alimentos en los niños, hacedlo siempre a partir de los seis meses y preferentemente ofrecidos cuando el bebé aún toma pecho podría disminuir las alergias. Con cada nuevo alimento que se introduce, hacedlo de a uno y estad atentos a los síntomas que pueden hacernos sospechar de una alergia alimentaria.

También entre las alergias infantiles más comunes encontramos la dermatitis atópica, que en algunos casos está relacionada a su vez con una alergia alimentaria.

Es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta al 18% de la población infantil en España. Se caracteriza por una erupción de la piel cuando se expone a factores irritantes como plantas, polen, disolventes químicos industriales, detergentes, humo de tabaco, pinturas blanqueadoras, lanas, comidas acidas y/o astringentes, productos del cuidado de la piel que contienen alcohol y algunos jabones y perfumes.

Es común que niños con dermatitis atópica desarrollen a la larga otras enfermedades, especialmente alergias, rinitis o asma por ello es muy importante la detección precoz.

Entre el primer año y los cinco años es frecuente que aparezcan episodios de asma en el niño, aunque no es una alergia en sí, sino que acompaña procesos catarrales o gripes, y que puede ser una señal de una predisposición del niño a desarrollar la alergia.

La rinitis alérgica, caracterizada por la inflamación de la mucosa nasal, es un cuadro muy frecuente en la población infantil, sobre todo en los niños más pequeños. Los alergenos responsables pueden ser muy variados, pueden ser típicos de determinadas épocas del año, como la alergia al polen («fiebre del heno»), o estar presentes todo el año como los ácaros o el pelo de animales domésticos.

No podemos olvidar mencionar entre las alergias más comunes entre los pequeños, la alergia a las picaduras de insectos y a los medicamentos.

Lo cierto es que las alergias son cada vez más frecuentes entre los más pequeños, siendo las que hemos nombrado las más comunes. La prevención de las alergias, dentro de lo que están en nuestra mano, consiste en una combinación de medidas que debemos tomar en cuanto a la limpieza en casa, la ropa que usa el bebé y como no, la alimentación de la madre durante el embarazo.