Hasta hace poco tiempo algunas tiendas de abarrotes tenían una concesión con la CFE para cobrar el recibo de la luz, cosa que era muy cómoda para la mayoría de los usuarios, si no es que para todos, pues bastaba con acudir a la tienda más cercana y listo, sin tener que ir al centro de la ciudad.
Sin embargo, como esto acabó, hoy los usuarios tienen que viajar hasta el centro o acudir a una de esas llamadas tiendas de conveniencia que han proliferado por todos lados de la ciudad para pagar el recibo de luz; y quienes viven cerca de las instalaciones de la CFE por lo regular ni se acercan por ahí debido a que solamente existen dos cajeros automáticos que reciben los pagos y cuando no hay una fila enorme es porque no funcionan, además de que mucha gente les tiene desconfianza porque no dan cambio, así que se tiene que llevar la cantidad exacta; pero aún así, en ocasiones dichos cajeros rechazan algunos billetes y, si quien pretende pagar a través de ellos no trae más o no trae suelto, pues ni modo: a tratar de cambiar los billetes para ver si los acepta el dichoso cajero automático de la CFE.
Esto ha generado cierta polémica entre buena cantidad de jubilados y pensionados que acostumbran reunirse en la Plaza Principal frente a Catedral, ya que de entrada todos coinciden en que sí que es una molestia el que ya no reciban pagos las tiendas de abarrotes del barrio. Y desde luego hay quien dice que no pasa nada, que está bien que ir a un banco está cañón por las largas filas que hay que hacer y a veces te salen con que se tiene que pagar una comisión; y que también están las tiendas departamentales que reciben pagos de luz y, lo que resalta es que hay quien señala que con tantas tiendas de conveniencia que hay, entonces cuál es el problema. Y esto de esas tiendas que han brotado como hongos por todos los rumbos fue lo que armó una buena polémica, ya que se rumora que se tiene contemplado que esta cadena de tiendas hagan cerrar y desaparecer por completo a las tradicionales tiendas de abarrotes tanto de las colonias de la periferia como también las que aún existen cercanas al centro de la ciudad, y esto es algo que en verdad está de dudarse.
Si bien las tiendas de conveniencia ofrecen varios servicios aparte de lo que tienen en venta, pues reciben pagos de luz, agua, tienen envíos y recibo de remesas de dinero e incluso, hay quien afirma que hasta puede pagar un boleto de avión en dichas tiendas; pues sí, serán una maravilla y desde luego que en esos aspectos las tienditas de abarrotes tradicionales en eso no pueden competir y obviamente por lo mismo no se puede hacer una comparación entre las tiendas de una cadena comercial enorme, con el patrimonio que a lo largo de su vida han forjado muchos abarroteros. Sin embargo, dichas tiendas de conveniencia, aparte del agua natural embotellada que venden y el café en grano y acaso los sueros orales, ¿venden algo, ya no digamos saludable, sino nutritivo? Y no pueden competir ni desplazar a una tiendita de barrio, porque en un abarrote tradicional si un ama de casa o cualquier vecino requiere de dos jitomates, unas dos cebollas, una vara de apio, un trozo de repollo o lechuga, una cartulina, un pliego de papel, una lámina de trabajo histórico, un lápiz o lapicera, un cuaderno, etcétera, en muchas de las tiendas de barrio se pueden adquirir sin problema; pero en las de conveniencia no hay nada de eso, y quien lo dude, que vaya a una de ellas a pedir un puño de chiles serranos –naturales-, porque claro que podría haber enlatados, cosa que también lo hay en las de abarrotes.
Porque hay quien dice que las tiendas de conveniencia tienen de todo, pero no es así, ya que aparte de que ese todo es mucho más caro, cuando se trata de menudeo, menudeo, por ahora no hay como una tiendita de abarrotes. Y en el hipotético caso que arreciara el ataque de dichas tiendas de conveniencia estableciendo una de ellas en cada esquina, mucha gente seguirá recurriendo a lo tradicional, y no por romanticismo, sino por economía; porque si en un barrio, alguien nada más requiere de frutas y verduras, hasta hoy no se ha visto que se expendan en las tiendas de conveniencia. Y en caso de que llegaran a desplazar o hacer desaparecer las tiendas tradicionales de abarrotes, ¿qué vamos a hacer tanta gente de escasos recursos que no podemos ir al mercado a comprar despensa de frutas, verduras y legumbres para toda la semana? Aparte que como es producto perecedero, pues he ahí un problema más para la economía familiar.