Seleccionar página

Básicamente 3:

 Anestesia local: Es el procedimiento por el cual se insensibiliza sólo la zona donde se realizará el procedimiento, sin alterar el nivel de conciencia.

Hay varias formas de anestesia local. Dentro de las más conocidas tenemos las gotas anestésicas que usan los oftalmólogos, las pomadas que se aplican en la piel antes de practicar una punción y la que se administra por medio de una inyección en los procedimientos dentales, para suturar heridas, realizar biopsias de piel o drenajes de abcesos.

 Anestesia regional: Consiste en la aplicación de medicamentos anestésicos que bloquean grupos de nervios o una zona de la médula espinal, con el objetivo de anular el dolor en una parte específica del cuerpo, (ambas piernas, zona abdominal baja, un brazo, etc.)

Un buen ejemplo es la cirugía de la mano en la que se infiltra el plexo braquial ubicado en la base del cuello para anestesiar completamente la extremidad superior.

Otro tipo de anestesia regional es la anestesia espinal, en sus 2 variantes, la subaracnoídea o raquídea y la epidural, la que permite anestesiar zonas más amplias del cuerpo, como todo el hemicuerpo inferior. Es usada ampliamente en anestesia obstétrica, urológica o en cirugías de las extremidades inferiores.

En este tipo de anestesia el paciente permanece despierto o con una sedación suave, sin sensación de dolor, de tal modo que la persona esté más tranquila, relajada y en ocasiones hasta dormida durante la intervención.

 Anestesia general: Consigue un estado de inconsciencia total, utilizando una combinación de gases que se inhalan y medicamentos, que se administran por vía endovenosa, que producen un bloqueo de todas las sensaciones de dolor y relajación muscular.

Este tipo de anestesia es usado en una amplia gama de cirugías que van desde la apendicectomía hasta complejas operaciones cardíacas.