¿Qué es una fractura de clavícula?
La clavícula es un hueso que discurre horizontalmente entre la parte superior del esternón y el omóplato (o escápula). La clavícula ayuda a conectar el brazo con el resto del cuerpo. Puedes palpártela tocándote el área comprendida entre el cuello y el hombro. La mayoría de la gente se puede ver las clavículas, que sobresalen bajo la piel, al mirase desnuda al espejo.
La fractura de clavícula es uno de los tipos más frecuentes de fracturas. La mayoría de ellas ocurren a consecuencia de caídas sobre el hombro, la mano o el brazo extendido, que ejercen una presión excesiva sobre la clavícula, haciendo que esta se rompa.
La mayoría de las fracturas de clavícula se curan solas si el brazo afectado se inmoviliza de forma adecuada con un cabestrillo y se trata la lesión con hielo y fisioterapia. De todos modos, en algunas ocasiones, cuando la clavícula sufre un desplazamiento considerable o la fractura es particularmente grave, puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica para corregir la lesión.
¿Cuáles son las causas de una fractura de clavícula?
Este tipo de fracturas son frecuentes en los deportes de contacto, como el fútbol, la lucha libre, el rugby, el lacrosse y el hockey. También ocurren en aquellos deportes donde existe la posibilidad de caídas fuertes, como el ciclismo, el esquí, el snowboard y el monopatín. La clavícula también se puede fracturar cuando se golpea el hueso directamente, como ocurre en muchos choques y otros accidentes de tráfico.
Las fracturas de clavícula ocurren en tres situaciones diferentes, en las cuales la tensión a la que se somete el hueso es lo bastante fuerte como para partirlo:
- Sufrir un golpe directo en el hombro
- Caerse sobre un brazo extendido
- Golpearse directamente la clavícula (como en los accidentes de tráfico)
La edad de la persona desempeña un papel importante en las fracturas de clavícula: cuando somos jóvenes, nuestros huesos todavía están en proceso de crecimiento y son más proclives a las lesiones. Las clavículas no se suelen endurecer completamente hasta que una persona cumple alrededor de veinte años. Esto expone a la gente más joven a mayor riesgo de fractura.
¿Cuáles son los síntomas?
Entre los signos de una fractura de clavícula, se incluyen los siguientes:
- dolor en el área afectada
- dificultad para mover el brazo
- inflamación, sensibilidad al tacto o presión y hematoma a lo largo de la clavícula
- dolor en aumento cuando se intenta mover el hombro o brazo afectados
- sensación de chirrido o crujido al intentar levantar el brazo
- un bultito o protuberancia sobre la fractura (en casos excepcionales, el extremo fracturado del hueso puede incluso perforar la piel y resultar visible desde el exterior)
- caída o hundimiento del hombro afectado hacia abajo y hacia delante
¿Qué deberías hacer?
Si consideras que te has podido fracturar una clavícula, deberías ir al médico. Este, te preguntará al principio sobre cómo te ha ocurrido la lesión y sobre los síntomas que presentas. Luego te explorará el hombro y es posible que te presione con suavidad la clavícula para comprobar si es sensible al tacto o presión. Esto también le ayudará a determinar la ubicación de la fractura y a asegurarse de que no hay nervios o vasos sanguíneos afectados. Esta parte de la exploración es posible que incluya la evaluación de la sensibilidad y la fuerza del brazo, mano y dedos afectados.
Si el pediatra sospecha la posibilidad de una fractura de clavícula, te solicitará una radiografía del hombro y del área afectada. Esta prueba le ayudará a localizar con exactitud la fractura y a evaluar su gravedad. Las radiografías también muestran si hay algún otro hueso roto.
Si se detectan más fracturas óseas o el pediatra necesita analizar la fractura más detenidamente, es posible que te solicite una tomografía computarizada (TC).
¿Cómo puedes prevenir las fracturas de clavícula?
Puesto que este tipo de fracturas ocurren de forma repentina e inesperada, son difíciles de prevenir. No obstante, puedes adoptar las siguientes precauciones para reducir el riego de padecerlas:
- Cuando practiques deportes de contacto, ponte todo el equipo protector necesario y adquiere unas técnicas adecuadas. Conocer la forma adecuada de practicar un deporte reduce de forma considerable las probabilidades de sufrir caídas fuertes o golpes inesperados.
- Mantén fuertes tus huesos llevando una dieta completa y equilibrada. Asegúrate de ingerir muchas verduras y hortalizas y alimentos que sean ricos en calcio y vitamina D para desarrollar unos huesos fuertes y resistentes.
- Sigue un entrenamiento en ejercicios de fuerza y estiramiento para desarrollar unos músculos fuertes y flexibles. Unos músculos de estas características te ayudarán a sostener y proteger mejor los huesos subyacentes, a mantenerte ágil y a ser menos proclive a las caídas fuertes. Un precalentamiento adecuado, que incluya ejercicios dinámicos de estiramiento, puede ayudar a que tus músculos te rindan al máximo durante el juego.
- Lleva un calzado que sea adecuado para el deporte que practicas, que te sujete bien los pies y que sea de tu talla.